jueves, 12 de febrero de 2015

Mi mundo en una burbuja

Otro Fragmento de mis diarios:




Valencia 21 de enero de 1981
Es difícil hablar de algo tan distante no tanto en el tiempo como en las circunstancias, para mí las cosas han cambiado mucho desde aquellos días, pero es posible que sea una de las épocas que más me han marcado, ha sido fuente de numeroso problemas pero me ha enseñado que los hombres, en si mismo, tienen su propia identidad, que con independencia de lo que lo rodea, cada uno tiene dentro de si algo muy grande, que una persona es capaz de ser independiente, que dentro de ella se desarrollan las más bellas ilusiones y propósitos, me ha enseñado que el hombre es un ser transcendental, que lleva en su propia esencia la necesidad de libertad, de actuar de una forma particular, de influir en el proceso histórico en mayor o menor medida, pero siempre aportando su pequeño grano de arena en la historia de la humanidad.
Muchos pensaran que la circunstancia en que me encontraba ante de la operación era digna de compasión, aun hoy día, una vez superada esa circunstancia, mucha gente se compadece de lo que me ha tocado vivir. Se que sus intenciones son buenas, pero ellas se compadecen por que nunca han vivido algo semejante, se encuentran inmersas en una vida y frecuentemente piensan que fuera de ella no hay nada. Desde ese punto de vista yo era digno de compasión, no he disfrutado de una infancia y una juventud normal, he tenido que permanecer durante años unas circunstancias que no me han permitido hacer aquello que hacían los de mi edad, he tenido que permanecer durante meses encerrado dentro de casa, los juegos y diversiones que disfrutaban los demás han permanecido cerrados para mí.
Pero yo no he sido un desgraciado, he echado de menos muchas cosas que no podía alcanzar, me he sentido marginado por los de mi edad, pero jamás ha representado para mi una auténtica postración. Durante los años que permanecí enfermo jamás dejé de vivir. No vivía en el mundo de todos, vivía en mi mundo, creado por mi, tan real como el de los demás, que se regía según mi imaginación.
En aquella época mi fantasía se disparaba con facilidad, yo vivía dentro de ella, llegaba muy lejos, mi mente me daba mucho más de lo que los de mi edad poseían. Yo creía, o mejor imaginaba, que el mundo estaba lleno de amor, que todos buscábamos el bien de los demás, que el respecto entre las personas era tan grande que permitía actuar a cada cual con absoluta libertad. En mis sueños, aunque estos se dieran cuando estaba despierto, las personas actuaban con sinceridad, con absoluta naturalidad, eran tal como son, sin interpretar ningún papel, sin necesidad de suponer o interpretar lo que los demás sentían o pensaban. En ese mundo fantástico, que se encontraba dentro de mí, si alguien deseaba algo, lo expresaba, si pensaba algo, lo decía, era un mundo fácil, en que todo se toleraba y todo se respetaba, era al fin de cuentas un mundo ideal, construido por la fantasía, donde reinaba el amor y la compresión y que aun hoy día, después de tanto tiempo aun sigo añorando.
Era feliz de otra forma, en ese mundo me sentía como pez en el agua, era mi mundo, no conocía el mundo real, para mi era así el mundo que me rodeaba, yo pensaba que allí donde mi enfermedad no me permitía llegar, las cosas eran tal y como yo imaginaba, no tenía motivos para pensar que las cosas fueran de otro modo.

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